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10-07-2017

Viv Albertine, ropa música chicos


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Divididas sus más de quinientas páginas en cara a y b, como si de un vinilo se tratase, se lee la autobiografía de la que fuera guitarrista de The Slits con gran disfrute y un punto de tierna nostalgia, sobre todos para los más veteranos que vivieron en primera persona aquel final de los setenta en la que tantas esperanzas teníamos puestas, al menos a nivel musical. Pronto abandonado el hogar familiar por un padre arisco y agresivo, Viv creció con una fuerte vinculación maternal en su pequeña casa de Muswell Hill, en el norte londinense, cuya proximidad al siempre bullicioso Candem Town le permitió entrar en contacto con figuras tan relevantes del movimiento punk como el futuro The Clash Mick Jones, con el que mantuvo una larga relación sentimental, o con uno de los introductores del reggae en la escena británica, Don Letts, road manager en la primera gira del grupo. Autoras de uno de los discos más influyentes, e infravalorados, de aquella década, el seminal “Cut”, la de Albertine es la historia de una mujer de marcada personalidad, así mismo presa de la inseguridad, en continua búsqueda de su propia identidad, que prácticamente entró en la banda sin saber rasgar una guitarra, formando un muy personal tandem junto a la carismática Ari Up. Algunos momentos álgidos de la narración vienen de la mano de su inclusión en el caótico White Riot Tour, montado por el manipulador Bernie Rhodes para lanzar a sus pupilos TheClash, agitado periplo pleno de jugosas anécdotas en el que compartieron bus y escenario con The Subway Sect, The Jam o Buzzcocks, y que acabó como el rosario de la aurora, también el reflejo de la ascendencia americana en el movimiento punk, quedando bien reflejada en la esperada visita de Johnny Thunders & The Heartbreakers a las islas, que la protagonista recuerda con este evocador párrafo: “oír que Thunders estaba de camino a Inglaterra es como oír que Drácula está camino de nuestras costas en un barco, una presencia oscura y poderosa, inquietante y seductora…”

La segunda parte del libro,que abarca su vida parcialmente alejada de la música,  en principio puede parecer menos interesante para el aficionado musical, pero conserva el pulso al mostrarnos a una gran luchadora en búsqueda de una maternidad tan deseada como tremendamente complicada, así mismo su faceta como artesana, empleada en productoras cinematográficas, autora de guiones y finalmente actriz, también un bizarro y seductor encuentro con el actor Vincent Gallo en Nueva York con motivo de la reunificación de la banda.

Autor: Manuel Borrero

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