‘It was only rock ‘n’ roll, but we liked it’. En un Wanda Metropolitano lleno hasta la bandera dieron los Rolling Stones el pistoletazo de salida a su gira europea “Sixty” para celebrar sus seis décadas de carrera musical. La panorámica era bastante impresionante: un escenario colosal con la forma de la famosa boca que les representa y una gran pasarela a modo de lengua por la que Jagger corrió, saltó y bailó como si no tuviera 78 años. 

Tras las actuaciones de la Vargas Blues Band y Sidonie, la primera ovación de la noche se la llevó Charlie Watts, que apareció en las pantallas en un sencillo y emotivo homenaje en el que se mostraron pequeños vídeos del recién fallecido con un ritmo de batería de fondo. Más adelante, tras la segunda canción, Mick Jagger afirmó en español que toda la banda le echaba de menos en su primer concierto europeo sin él. Su lugar lo ocupó Steve Jordan, que más que salvar la papeleta de sustituir a un insustituible, hizo un gran trabajo. 

El setlist dejó clara una división en dos mitades. La primera brindó sorpresas. “Out of time” se interpretó en vivo por primera vez en la historia de los Stones; a ella se le añadieron algunos temas que no son de la lista de habituales como “Sad, sad, sad”. También hizo su aparición la última canción original grabada por la banda, “Living in a Ghost Town”. Tras la presentación de la banda y el cumpleaños feliz a Ronnie Wood, Richards le dio un respiro a Jagger en la voz interpretando dos temas. Acto seguido, la segunda parte del concierto llegó con la sucesión de los temas que todo el mundo esperaba oír y que mantuvieron activo a todo el estadio hasta el final. Desplegaron toda su potencia y demostraron por qué son capaces de emocionar tanto a niños como a grandes con lo que llevan componiendo 60 años. Estos hombres han ido perfeccionando su fórmula mágica de los conciertos, la pusieron en práctica y arrasaron: veni, vidi, vici.

Fotografía: Salomé Sagüillo