Dos hechos, entre otros, contribuyeron a finalizar con el movimiento hippie: Charles Manson y el festival de Altamont. En otro momento, más detenidamente, explicaré en que baso mi teoría ya que lo que toca ahora es hablar del cuarteto californiano. Atrás quedan Bomboras, la seminal banda instrumental de la que nació la musculosa formación tributaria del concierto de Altamont celebrado en 1969. Jake Cavaliere sigue conservando viva la llama en la formación que ha sobrevivido a diversos cambios, banda de pétreo garage de alto octanaje amamantado con rugiente y salvaje rock and roll.

Tras quince años de carrera y una discográfica algo parca en número pero rica en energía, los herederos directos de grandes del rock como MC5, The Sonics o The Stooges, saben cómo engatusar a la audiencia y captar su atención inmediatamente y sin titubeos. Así sucedió en Madrid, donde presentaban las nuevas canciones contenidas en su reciente “Wild Sounds of Lords of Altamont”, un trabajo robusto que en directo gana con la poderosa  puesta en directo que les caracteriza. “I said hey” y “Going Nowhere” y “Take a walk” calentaron el ambiente en cuestión de minutos. A partir de ahí y durante una hora y cuarto repasaron los nuevos temas, intercalados con otros antiguos como “Action”, “4.95”, “Evil”, “Live Fast”, “FFTS” o “Cyclone”, con la que cerraron el concierto. Una velada en la que Cavaliere no paró de hacer malabarismo, encima y debajo del órgano, y la banda que le acompaña sonó perfectamente engrasada. 

Autor: Rafa García-Moreno