Conciertos
13-09-2024
The Gories & Psychedelic Furs. Kafe Antzokia, Bilbao
Si te gusta el rock’n’roll más crudo, más sucio y más salvaje, las bandas y los sonidos procedentes de Detroit, serán enormemente especiales para ti. Siguiendo el terreno abonado por The Stooges y MC 5, sobre todo, The Gories se convirtieron ya hace varias décadas en más que dignos continuadores y preservadores de ese sonido tan característico y tan querido por muchos de nosotros. Mick Collins y Danny Kroha son dignos representantes de lo que fueron los de Iggy Pop o los de Wayne Kramer. Junto a Peggy O’Neill, con batería ultra minimal, les hemos visto al frente de otros proyectos casi igual d recomendables como los demoledores Demolition Doll Rods, los sucios The Dirtbombs o los que regresan a la escena y el momento del crimen, ’68 Comeback. Pero siempre es especial retroceder en el tiempo con unos engorilados y ensangrentados amigos del Gore, The Gories.
Comenzó con ciertos titubeos la velada que nos hicieron dudar de su momento de forma. Todo quedó disipado ya para la 3ª canción y el show explotó, con momentos geniales, sobre todo, para la voz y los punteos de Collins, aunque Kroha también tuvo momentos muy destacados y también sopló la armónica con rabia inusitada. Varios momentos con la voz de Collins y el sonido boogie rhythm and blues nos hicieron pensar que estábamos ante el mismísimo John Lee Hooker o ante el trío con el que comenzó Hound Dog Taylor. También hubo arrebatos que te podían hacer pensar en los Sonics, The Troggs o los Canned Heat más enrabietados y boogies. Fue una gozada ver cómo estaban en la abarrotada sala un montón de los mejores músicos de Bilbao, comenzando por unos Capsula que están a punto de sacar nuevo disco y del que estamos deseosos de escuchar. También hacía tiempo que no veía en conciertos a un devoto de la banda como Rober!, de Atom Rhumba. No podían faltar unos seguidores del estilo como Los Retumbes, pero la lista podría seguir un montón más. Dos guitarras, dos voces y una mini batería fueron suficientes para hacer bailar y sudar a un personal entregado casi de antemano. Eso sí, Danny hizo en varias ocasiones como si su guitarra fuera un bajo tocando solo las cuerdas y los sonidos más graves. Quizás por ello rompió una cuerda, pero no le impidió seguir tocando como un poseso con tan solo 5 para al siguiente tema coger la guitarra de repuesto y volver a caldear el ambiente que Mick estaba hirviendo previamente en la mayoría de temas. Se hizo corta la hora y pocos minutos de actuación. Eso sí, no tuvo apenas tregua y dejó a todo el mundo encantado y dispuesto para cuando vuelvan a tocar por estos lares.
The Gories tocaron en actuación diferente en el piso de arriba del Antzokia con excelente sonido, una vez más y tuvieron que acabar algo veloces pues casi ejercieron de teloneros de unos Psychedelic Furs que tenían agotado el aforo hace bastantes semanas y había que hacer hueco arriba y abrir su barra, de paso. La resucitada, y muy en forma, banda de los hermanos Butler también tuvieron dos primeros temas algo flojos. Pronto demostraron que estaban bien y bordaron temas mayormente de su segundo disco (mi favorito), así como del tercero y cuarto. Ahí, una de las penas, que no tocaran algunas joyas de su explosivo y homónimo debut, como una muy solicitada ‘India’ que habían tocado en alguna otra cita de su abarrotada gira (4 sold outs) por España. Richard cantó increíblemente bien y su voz pareció la misma de los años 80. Con esos ecos que iban y siguen yendo cercanos a Iggy Pop y David Bowie. El sonido fue brutal y la banda una pasada con especial mención para el guitarra solista y violonchelista y para un impenitente batería que golpeó con auténtica rabia en los momentos más intensos y cercanos al punk o al post-punk. Amanda también puso buenos colchones melódicos con sus teclados en algunos temas más melódicos. Cayeron casi todos eso éxitos por todos esperados y disfrutamos y cantamos de lo lindo con él en joyas como ‘Love My Way’, ‘Heaven’, ‘The Ghost In You’ o, mi favorita, ‘Pretty In Pink’. Richard estuvo muy agradable y cantó en bastantes ocasiones perdido entre el público de las primeras filas y dejando fotografiarse y dando la mano o abrazando ante todo aquel al que quiso hacerlo. Amabilidad, simpatía, cercan-ia y una voz intacta que nos hizo viajar en el pasado y superar el mal sabor de boca de su concierto en Bilbao de hace 40 años con el habitual pésimo sonido de La Casilla. Con la demostración dada en esta gira y los llenos que han repetido se han ganado a pulso que en próximas visitas puedan llenar recintos de mayor aforo. Pero yo, quizás, me quedaré con la actuación de anoche. ¡Bienvenidos ambos al mundo de los vivos!
Fotografías: Maribel Mañeru
Autor: Txema Mañeru
