Ventanas, por Manuel Jabois Ahora, con el tiempo, aquellas canciones producen un dulce estupor. Las canciones de DIEZ, el álbum con el que Niños Mutantes decidieron seguir vivos en 2017. No es una decisión fácil, la de vivir. Albert Camus, de hecho, decía que era la única cuestión seria que podía plantear la filosofía: suicidarse o no. Los grupos se suicidan ("disuelven", decimos en el delicado español); Mutantes, tras su crisis, siguieron sobre el escenario y de aquellas canciones sobrevive intacta la emoción de la primera vez, pero sobre todo el estupor de que tantos años después una banda consiga aparecerse sobre el escenario como si estuviese sacando un disco tras otro con lo mejor del primero y lo mejor del último; que los tipos se conserven igual no ayuda a señalarles en su época. Como si estuviesen siempre y acabasen de llegar al mismo tiempo; el invitado incómodo y genial que pone todo patas arriba. Por una ventana James Stewart, con la pierna rota, creyó presenciar un crimen. Lo importante de esa película es el título: 'La ventana indiscreta'. ¿Hay ventanas discretas? Ninguna, empezando por las de Windows. Las ventanas eran, para los niños pobres, el cine del pueblo; la oportunidad de ver la vida de gente que no les concernía. Juan Alberto dice que han llamado Ventanas a su disco porque las ventanas suponen no sólo la oportunidad de ver, sino de ser visto. Lo cual lleva a otra cuestión seria en la filosofía tan fundamental como la de Camus. Dos edificios frente a frente; uno precioso y otro horrible. ¿Prefieres vivir en el bonito y que tus vistas sean horrorosas, o prefieres vivir en el feo y que tus vistas cada día sean bellísimas? Los Mutantes respondieron a la cuestión filosófica de Camus grabando DIEZ y a la cuestión filosófica de la vivienda grabando Ventanas, un disco que te dice que vivas donde te de la gana pero que lo hagas a tu manera, mirando a todas partes para poder ser mirado, bailando si es posible. Son las leyes de la atracción que conoce mejor que nadie Christina Rosenvinge, metida en tareas de producción tras "una conexión inmediata con el grupo", como dice Juan Alberto. Y por eso, entre otras cosas, aparecen Anxo y Carlangas, de Novedades Carminha, y Raúl Pérez, y Lori Meyers, y Ángel Luján, que les produce por fin Palabras para Julio, el versionadísimo tema de Ibáñez sobre el poema de Goytisolo; el aviso ahora es para Julio ("estos días lentos en el verano te abren en dos como un cirujano"). Y por eso, en fin, las canciones celebran el tiro en el pie ("No debe preocuparte la soledad, tendrás a tus mentiras que siempre te acompañarán") y el calor de quien hace mover los cometas, de quien no está y de quien no se ha movido. Son cinco ventanas y cinco productores pero hay algo de ilusión en el intento de, en palabras de Juan Alberto Martínez, Andrés López, Migue Haro y Nani Castañeda, desmutantizar las canciones. Ni con el Garage Band.
Lo que une su carrera y sus temas es algo que saben los fans pero no ellos, que tienen que mandar en la producción, en las letras y en los directos porque hace tiempo que, como las bandas grandes, han perdido el control de las emociones que provocan. Eso no les pertenece. Por eso el disco no es discreto. Las canciones no son discretas. El talento nunca fue discreto. Son muchas ventanas y están todas abiertas. A veces creemos ver crímenes como James Stewart que finalmente pueden serlo o no, pero nos han hecho mover a pesar de tener la pierna rota.
Ventanas es el disco de un grupo al que le ha llegado de pronto su época. Lo anterior era muy bueno, esto es otra cosa. Yo estuve en su casa, y es una casa bonita. Enfrente no hay una casa fea, hay una playa. Hay que empezar a desdramatizar las cuestiones fundamentales de la filosofía. |