Entrevistas

 

08-06-2020

Los Marañones, ramilletes de canciones inmaculadas


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Ajenos al espasmódico funcionamiento discográfico que rige el mercado del pop actual, la banda murciana sigue a lo suyo, que no es otra cosa que obsequiarnos con regular y espaciada frecuencia con ramilletes de canciones inmaculadas, sencillas y al mismo preñadas de las muchas enseñanzas que esta singular agrupación ha ido asimilando a través de casi veinte años de carrera: base rhythm & blues, sonido clásicamente setentero muy nutrido de melodías pop, gotitas de psicodelia…


Para los más jóvenes quizás sea necesario recordar que Los Marañones irrumpen el la escena nacional a finales de la década de los ochenta del pasado siglo, cuando publican el mini lp Experiencia Negra (Otro Mundo Verde, 1.989). Coincide su aparición con un pequeño revival hispano del blues como fuente de inspiración, por tanto compañeros generacionales de quienes se llevaron la mejor parte de esa reivindicación de la negritud musical, especialmente Enemigos y Los Del Tonos. Su primer lp, el rotundo Quiero Bailar Agarrao (Cambayá Records, 1.992) apuntaba en esa dirección, lo que les valió el apoyo de la banda de Josele Santiago, abriendo buena parte de los conciertos de presentación de La Cuenta Atrás de los madrileños. Aparte para dejar de manifiesto su clase sobre las tablas, tales sustentos no rindieron réditos comerciales algunos, y desde entonces perviven en una especie de limbo frente a las grandes (o medianas) audiencias, pero siempre presentes en el ánima y paladar de los buenos aficionados, merced a entregas tan brillantes como Shangri – La (Alkilo Discos, 1.999) donde brota su vena mas soñadora, o este absolutamente redondo La Máquina Del Tiempo, uno de los mejores discos aparecidos en lo que va de año, excusa perfecta para sondear su estado de ánimo.

Lo primero es aclarar si, como el abajo firmante, se creen forjadores de un sonido propio: sobre dicha cuestión, este es el parecer de su bajista Román García: Pues seguramente. Nosotros somos los últimos en darnos cuenta de esas cosas. Hubo una época en que nos planteábamos si alguna de las canciones que teníamos pegaba o no con la imagen que se estaba creando del grupo, pero dejamos de planteárnoslo muy pronto y decidimos hacer sólo lo que nos gustaba, sonara a lo que sonara. Miguel Bañón, guitarrista, cantante y productor del disco apunta que nuestro sonido ha ido evolucionando con el tiempo, como es natural. Si comparamos el primer disco con el último, con 11 de por medio, vemos una diferencia ostensible que, sin embargo, no lo es tanto estilísticamente hablando. En definitiva, los postulados estaban claros desde el inicio, y hemos ido aprendiendo muchas cosas por el camino.

Su ritmo de lanzamientos discográficos se ha ido espaciando con los años, por lo que les pregunto por la rutina del trabajo en el estudio y de composición de los temas, aventurando que no se meten a grabar hasta que no tener un puñado de canciones preparadas, y como es el proceso creativo: Román dixit: Tenemos una buena reserva de canciones, algunas muy nuevas y otras muy antiguas (no pensamos que las canciones tengan fecha de caducidad), y cuando nos planteamos hacer un disco, buscamos entre ellas las que nos parece que puedan funcionar bien juntas, dependiendo de la idea previa que tengamos del disco que queremos hacer. Luego se pulen, se cambia alguna parte, se añade o se corrige la letra, y se les va dando una forma final para el disco a base de ensayos. Y Miguel concreta que para nosotros un disco, más allá de una compilación de canciones, es una obra total. Hay un concepto inicial que puede ir evolucionando durante el proceso, pero no de manera casual, sino bastante intencionado.

Llega el momento, tan escasamente original como necesario para diseccionar el esqueleto de cualquier banda, de interesarse por sus preferencias musicales, tanto pretéritas como contemporáneas; en este sentido no están muy de acuerdo conmigo de su deuda con blues/rock británico de los setenta, representado en discos como Smokin de Humble Pie, cuya portada aparece en su bandcamp: Particularmente, no suelo hacer distinción en la música por cuestión de estilo u época, las canciones me llaman la atención por razones más de esencia que de forma. Creo que fundamentalmente somos un grupo muy pop y sin prejuicios, en el sentido de que damos mucha importancia a la melodía y armonía de las canciones, y otra cuestión es cómo las vistas. Nuestro anterior disco, “A contratiempo” era pretendidamente muy yeyé y en este hemos querido mostrar otra faceta que nos caracteriza desde nuestros inicios, la psicodelia. Curiosamente, has citado un disco que no conozco, tendré que oírlo, es la sorprendente respuesta de Bañón, a lo que Ramón añade: Nuestras primeras referencias eran grupos de los sesenta como The Beatles, Cream, The Kinks, y cosas así, y, desde luego, las primeras cosas que oyes de muy joven son las que más te marcan, pero seguimos oyendo música de todo tipo y estamos más o menos pendientes de las cosas que se van haciendo, así que al final todo influye y va dejando su huella.

El análisis de su nuevo trabajo lo comenzamos extrayendo una frase del mismo, aquella que nos habla de “un viaje a un futuro sin memoria” ¿reflexión o reproche al comportamiento de tus ciudadanos?

Nuestras letras, como las músicas, tienen muchos contrastes. Pueden ser cotidianas y fantásticas a la vez, en ellas coexisten la trasgresión del estado de consciencia y la vida contemplativa, lo real e irreal. Creo que, en general son optimistas y evocadoras de muchas sensaciones que cada cual puede interpretar a su manera. No nos interesa tanto el reproche como la invitación a la reflexión, nadie es perfecto.

Es menester señalar que todo el disco está impregnado de una sensación de paz interior, no sé si de conformismo, donde más claro se vislumbra es en “Hoy Me Siento Bien”, una canción que invita al disfrute de los placeres cotidianos, del día a día. García subraya que nos gusta disfrutar de la vida y animamos a la gente a tomarse las cosas de forma positiva. Pero también hay mucha ironía en nuestras letras.

Otra de las notables características de La Máquina Del Tiempo es el protagonismo de los teclados, que les han quedado bien elegantes, a veces sobresaliendo por encima del sonido de la guitarra…Miguel nos explica el porqué:

Se trata de un disco de marcado carácter psicodélico. En él hay varios tipos de teclados, por un lado los encomiables pianos y órganos de Carlos, y por otro la presencia de arreglos y efectos interpretados por mí con mellotron, sintes, muestras... Como productor considero que hay que darle a la canción lo que esta pida, por encima de que sean teclados o guitarras hay que potenciarla en su concepto, y cada instrumento tiene su momento a tal efecto. En ese sentido he considerado importante aportar determinados ambientes al carácter general del disco, darle cierto aire de inconsciencia, ensoñación, colorido, luminosidad...


Como siempre echo de menos una mayor implicación en temas sociales y políticos en los músicos nacionales, no puedo evitar cerrar la entrevista planteando como llevan ser ciudadanos de una comunidad donde el rebrote de los postulados más casposos/intolerantes (Vox) tiene una fuerte presencia institucional; ¿ha influido de alguna manera en ámbitos culturales? cuestión que Román liquida con un hábil capotazo:

En el ámbito local la relación al final se establece entre personas, independientemente de siglas o marcas (por mucha publicidad que se les dé), y en nuestro caso la relación con los encargados de la administración cultural en la ciudad y la región es buena.

Autor: Manuel Borrero

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