La Élite son dos amigos de toda la vida de Tàrrega que, pese a seguir caminos vitales distintos, nunca han dejado de ser amigos. Diosito y Nil llevan jugando a ser La Élite de manera intermitente desde 2017, sin demasiadas pretensiones más allá de la desinhibición entre colegas. Pero la historia a veces tiene otros planes y la realidad pospandemia ha significado y amplificado de manera natural un proyecto que estaba más cerca de un cajón que de un escenario.
Después del impacto que supuso estar encerrados y desconectados socialmente, La Élite supone un bálsamo inigualable para varias líneas generacionales que se pliegan a su nuevo punk. ¿Pero en qué consiste exactamente este nuevo punk? Espontaneidad, rabia, peligro, irreverencia, electricidad, descuido, crudeza. Un camino recto que hacer a toda velocidad y sin freno y que, probablemente, acabe contra una pared. Pero no solo esto, el nuevo punk es más melódico, más coreable y más bailable. Música enlatada en latas de cerveza. Un karaoke lleno de puro incivismo sónico que moviliza a gritar frases que van desde la autocrítica más feroz “¿Por qué no buscas un trabajo? Todo el mundo tiene uno. ¿Por qué no dejas ese grupo? No sabes cantar”, hasta la implosión más absoluta “con 28 he gastado 6 vidas, un gato negro con zapatos adidas” |