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10-11-2024
Intrahistoria de una etiqueta de censura musical, Parental Advisory
A punto de cumplirse cuarenta años de la creación de Advisory: Explicit Content por la Asociación de Industria Magnetofónica de América (RIAA), repasamos la historia y qué hay detrás de esta etiqueta musical, destinada a que unicamente los adultos puedan escuchar ciertos trabajos discográficos que presentan lenguaje o contenido explícito y/u ofensivo.
Hay que remontarse al año 1984 cuando un grupo de esposas de diputados estadounidenses formaron la PMRC (Parents Music Resource Center), cuya misión era educar y advertir a los padres sobre «modas alarmantes» en la música popular. Aseguraban que el rock apoyaba y glorificaba la violencia, el consumo de drogas, el suicido, las actividades criminales… y abogaban por la censura o la catalogación de la música. Una de sus lideres era Tipper Gore, la esposa del senador demócrata Al Gore, posteriormente vicepresidente del Gobierno de los Estados Unidos desde 1993 hasta 2001.
En 1985 la PMRC publicó una lista inicial de «las quince asquerosas» canciones que según ellas debían ser censuradas y su correspondiente causa. Dicha lista estaba liderada por “Darling Nikki” de Prince por ser catalogada de «sexo y masturbación», “Eat me Alive” de Judas Priest por «sexo» o “Trashed” de Black Sabbath por hablar de «drogas y alcohol». Pero sin duda por lo que la PMRC pasaría a la historia sería por la pegatina de Parental Advisory / Explicit Content que comenzaron a pegar en los discos con letras que consideraban censurables. En un principio los discos que llevaban la etiqueta no podían ser escuchados por menores de dieciséis años, con penas que incluían incluso meses de prisión para los padres. Pero tras realizarse un juicio en le que se presentaron a declarar músicos de la talla de Frank Zappa y Dee Snider - quien publicó la canción“We´re Not Gonnza Take It” junto a su banda Twisted Sister acerca del juicio a la canción - se logró revocar estas normativa legal, pero lo que no se puedo eliminar es que los discos siguieran llevando un adhesivo a modo de aviso para los padres.
En la actualidad, en algunos establecimientos se niegan a vender los discos que contienen esta etiqueta y muchos otros solo venden estos álbumes a adultos a pesar de establecerse que la edad mínima para poder comprarlos es de 16 años. Lo que si ha conseguido es que esta advertencia haya convertido algunos álbumes en piezas de deseo, resultando un efecto contrario a lo que se pretendía, alcanzado un grado de culto.
Autor: Rafa García-Moreno