La próxima ciclogénesis explosiva que atraviese nuestro país debería bautizarse con el nombre del trío nipón. Sus conciertos no dejan indiferente y si la primera que los vio el que suscribe le impresionó la actuación porque más que un concierto parecía una perfomance, en esta ocasión tampoco defraudaron. Salvajes, directos, estruendosos, contundentes y sin dar tregua al público desde el primer momento.

Envueltos en cuero, del que no se desprendieron hasta llegar al camerino, arrancaron la velada con la música de los Ramones a volumen superlativo, se bebieron una cerveza de un trago y arrancaron sin dar tregua hasta una hora después. Saltaron al público, patearon el techo de la sala, subieron a un espectador, al que habían magullado en la frente, para tocar la guitarra mientras sangraba. Los pogos que se vieron eran de alto riesgo, sobre todo en temas como “Red Rockabilly”, “Love&Jett”, “Jet Generation” o la particular versión de “Summertime Blues”. Un hora después se bajaron del escenario sin oxigeno, literalmente, doblados e hiperventilando. Si alguien los quiere probar su nuevo trabajo, el directo Black Leather Bomb Live At WWWX, es una buena muestra de lo que son capaces aunque en escena ganan más.

Abrieron Phantom Crest y ESQTM (El Señor Que Te Molesta). Los primeros son un crece de intensidad a lo Nirvana y contundencia al estilo de Today is the Day. Los segundos quedan bien retratados con las versiones que realizaron: Los Nikis, Kortatu y Siniestro Total.

Puedes ver aquí un vídeo del concierto.  

Autor: Rafa García-Moreno