Conciertos

 

25-07-2016

Fuengirola Pop Weekend 2016


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Novena edición del evento de la Costa del Sol que ha logrado que las palabras Fuengirola y pop cohabiten ya irremediablemente unidas en el consciente subconsciente del inconsciente aficionado a este tipo de música, lejos de la grandilocuencia de los impracticables grandes festivales, esos en los que increíblemente tocan varias bandas a la vez, obligando al espectador a tener que elegir concierto… esto por comentar sólo uno de los muchísimos despropósitos de los grandes festivales, que podrían ir desde los abusivos precios para beber en vasos de plástico hasta la insalubridad de los aseos, pasando por la asfixia del calor humano y la ansiedad reinante en las interminables colas. 

 

Ninguna de esas incomodidades hubo de padecer el asistente a la última edición del  Fuengirola Pop Weekend, gozando del hall del Hotel Las Palmeras perfectamente acondicionado para la ocasión, aunque si bien es cierto que las limitaciones acústicas del lugar, al no ser una sala de conciertos propiamente dicha, deslucieran algunas de las actuaciones, especialmente el viernes, problema que fue solucionándose a medida que el festival transcurría y los técnicos parecían conseguir pillarle el punto al local. Tampoco podemos hablar del sonido del jueves, jornada de presentación y fuera de abono (con entrada libre) ya que no acudimos a la localidad malagueña, pero reseñado queda que la organización contó con los veteranos malagueños The Silver Beats, banda tributo a los Fab Four de Liverpool, y las pinchadas posteriores de Lucas Bon Vivant y Claire Retro Girl para caldear el ambiente y dotar de mayor actividad a la pequeña ciudad fuengiroleña, que al fin y al cabo es de lo que se trata, de actividad cultural, por mucho que las instituciones siempre hayan sido un tanto reticentes a apoyar el rock’n’roll pese a los innegables beneficios turísticos que puede dar a las localidades que apuesten por ello. 

 

Adolfo Rodríguez es uno de los nombres más legendarios del pop español (pese a que a mucho seguidor del pop no le dirá nada, lo cual no es un problema del músico, si no de la sordera e incultura del citado seguidor) gracias a dos enormes razones de peso: Los Íberos y CRAG (Canovas, Adolfo, Rodrigo y Guzmán), en el primer caso como voz y guitarra de la banda española más luminosa de los 60, aquella cuyas producciones y melodías les convertían en equivalentes patrios al barroquismo inglés o al “sunshine pop” norteamericano, y en el segundo como miembro de nuestros particulares Crosby, Stills, Nash & Young, ¡ahí es nada! Suyo fue el honor de abrir la sesión con un concierto acústico y somero en el que tras unas cuantas versiones muy estándar (Clapton, Beatles, Police, Lennon o Dylan) regaló unas emotivas lecturas de “Summertime Girl” de Los Íberos y “Señora Azul” y “Sólo pienso en ti” de los CRAG. Kriptolites es una banda reggae de Úbeda que viene a confirmar el buen momento de la música de influencia jamaicana en nuestro país. Su referencia parece hallarse claramente en Granadians, con quienes comparten la apuesta de las letras en nuestro idioma, e incluso algún guiño melódico (ese “El Tren” claramente deudor de “Una chica me dijo una vez” de los granadinos) Aprovecharon para presentar su último single, “No tan fuerte”, y constatar que se merecen por derecho propio un nombre importante en la escena nacional de esta música. Espero verlos de nuevo y resarcirme del hecho de que fueron de las bandas más perjudicadas por el sonido. Algo parecido de lo ocurrido con King Jartur & His Lords, con nuevo EP bajo el brazo incidiendo en sus querencias surferas, siempre combinadas con el sello frat que habitualmente imprimen a su sonido. Reconvertidos en formato trío, sin tantos aditamentos ni disfraces, creo que ganan con esta versión más directa de la banda, pero sufrieron en demasía los problemas de la acústica del hall que no hizo justicia a su facilidad para los estribillos contagiosos y el r’n’r bullanguero perfectamente recogido en sus últimos trabajos para Bickerton Records. Del Shapiros continuaron con la onda 60’s-R&B iniciada por los toledanos, y dieron un bolazo intenso y sudoroso que me hace lamentar que a estas alturas fuera la primera vez que los veía cuando llevan tantos años de carrera, y con versiones realmente escogidas (¡ese “Pay Day!”) Había muchas ganas de ver a New Street Adventure, banda inglesa de la escudería Acid Jazz, lo cual siempre es una garantía. Y no defraudaron con su brittish pop de toda la vida con toques Northern Soul moviéndose entre aguas tan deliciosas como las de Style Council o Housemartins. Y finalmente el siempre animoso Kurt Baker con su “spanish combo” puso el cierre exaltando al público (que a esas horas y después de tanto concierto aún tenía ganas de más) con su power-pop hipervitaminado e hipermusculado con una banda engrasada a la perfección arropando sus píldoras en forma de rápidas y aceradas canciones. Como siempre, energético, contundente y siendo capaz de ir un paso más allá del power-pop para mirar a la cara al rock más duro llegado el momento. Nos dejó a todos “partied out”, como dice su gran himno. Y aun así la posterior allnighter hizo que la noche se prolongara hasta altas horas para los más golfos del lugar, población entre la que se infiltró este humilde escribano, haciendo que el descanso del día posterior y la tardía cena me hiciese perderme las actuaciones de Star Trip, banda valenciana de power-pop de nuevo cuño, y la de unos clásicos como son los murcianos Octubre. Entono el “mea culpa” pero prefiero ser sincero y admitir que no estuve en sus bolos antes que dejar cuatro frases hechas, cosa que, increíblemente, en ocasiones ha sucedido con la canallesca musical.

 

Afortunadamente sí que llegamos a tiempo para disfrutar de los gaditanos Champagne y constatar las excelencias de su impresionante “Beach Closed” en directo. Es uno de los discos del año, tan burbujeante como el propio nombre de la banda, una obra rotunda de esas que se dan de vez en cuando en el pop cuando una banda está en estado de gracia y todo parece encajar, instrumentos, atmósferas y melodías. Claro que para atmósferas y melodías lo de Bronco Bullfrog. Felizmente recuperados para la causa después de que en “fin de siecle” sacudiesen tímpanos y cerebros con un puñado de discos y unos musculosos directos en los que redobles de batería y guitarrazos a lo The Who o desarrollos grandilocuentes a lo Black Sabbath se confundían con su capacidad para hacer melodías a la altura de Badfinger o Raspberries. Siguen siendo una de las mejores bandas del mundo, no han perdido un ápice de pegada, y me elevaron de nuevo a la estratosfera. Y sí, el sonido ya había dejado de ser un problema. Únicamente les puedo echar en cara que sigan dejando en el tintero muchas de las piezas de su majestuoso “The Sidelong Glances of a Pigeon Kicker”, pero sinceramente hablamos de un concierto que rebasó el sobresaliente. Una burrada. Y cuando estaba totalmente noqueado otros tres tipos aparecieron en escena. Viejos conocidos, sospechosos habituales, dejaron sobre el escenario un set list encabezado por la palabra “Mafia”, mientras el maestro Juan de Pablos realizaba una emotiva introducción a la banda que lleva años poniendo patas arriba la escena punk-rock-pop nacional. En efecto, los malagueños Airbag fueron los encargados de cerrar el festival con un set en el que predominó su faceta más zapatillesca, apenas sin respiro, y con todas las intrahistorias y pequeñas batallas que suceden en las primeras filas de los conciertos de la banda, consiguiendo que no quede un solo metro cuadrado en el que no impere la locura con el salvaje galope de clásicos ultrarápidos como “Caí en los brazos de la agente internacional”, “La chica no” o “El resplandor” intercalado con pequeños “respiros” como los de “La estrella de la muerte” o su lectura del “Don’t worry baby” de los Beach Boys, presentes toda la noche entre los anteriores efluvios dejados por Champagne y los que finalmente nos trajeron los Airbag. 

 

Como no podía ser de otro modo la noche siguió con una descomunal allnighter hasta que frisó el día, en un estado de felicidad absoluta y con un protagonista muy especial: Juan de Pablos, el mito por excelencia de las ondas musicales de nuestro país no quiso perderse la cita y durante los tres días que duró el evento permaneció al pie del cañón en todos los conciertos y pinchadas, oficiando de maestro de ceremonias y regalando una pequeña selección musical de algunos de sus temas favoritos para ocasiones como ésta. Su particular carisma, ese que siempre le ha movido entre la melancolía y la animosidad, brilló con luz propia en este pequeño gran festival realizado con mucho amor e infinitas dosis de pasión, pese a todos los contratiempos y a una no muy afortunada respuesta de público. Con total sinceridad les digo que no saben lo que se han perdido.  Que la próxima vez no se lo cuenten.

 

Fotografía: Patrice Dang 

Autor: Pepe Kubrick

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