Reevaluamos, reconstruimos y relanzamos la canción que dio título al primer álbum de Doctor Explosion, que aparece como primer adelanto de una reedición del primer disco del grupo, actualizando las mezclas y el sonido originales de una de las bandas emblemáticas de la escena mod, garage y punk a nivel europeo.
Todo en esta canción tiene una pulsión absolutamente vital y primitiva. Los guitarrazos eléctricos, al igual que la base rítmica, son descargas de adrenalina, latigazos garageros que siguen invitándote a abandonar la vida que otros han pensado para ti. Una vez más, ahí está la influencia de The Kinks, y el Freak Beat británico de los 60 vuelve reinventado y transformado en algo diferente, en otro idioma y para otra generación, la del Xixón Sound, esas catacumbas del indierock en nuestro país. Pero la esencia sigue siendo la misma: un aullido de efervescencia juvenil por la que no ha pasado el tiempo y que vuelve con toda su crudeza garagera intacta, gracias a la remezcla, reinvención y masterización del propio Jorge Explosion en su Circo Perrotti, que nos presenta 33 años después por vez primera en plataformas digitales este hit lleno de salvajismo e inmadurez como adelanto a la edición en vinilo y CD de su su primer trabajo de larga duración.
Todos queremos ser otro y jugamos con esa fantasía: una vida distinta a la que llevamos es posible, libre de tecnología, egos, prejuicios y modas, al igual que en esta canción. La letra es toda una declaración de intenciones vitales, una vuelta a las cavernas, un aullido frente a las exigencias carcelarias de la sociedad moderna.
La inspiración le vino a Jorge viendo la entrevista a un arquitecto catalán que había huido de su propia vida reencontrándose a sí mismo en una lejana isla donde, apartado de su mundo occidental, se mostraba sonriente en taparrabos ante la cámara y afirmando que es posible ser feliz en otro lugar lejano, integrado en una tribu polinesia. |