Entrevistas

 

16-10-2022

Biznaga, disección de una época


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Biznaga saben reconvertirse mantiendo su personalidad intacta. Su nuevo trabajo discografico Bremen no Existe (Montgrí, 2022) es una aldabonazo de punk rock directo tanto en sonido, imagen como en actitud. Un trabajo en el que miran al pasado sin despistar el futuro, una radiografía de su generación.

Viendo la portada, creo que a parte del público más joven que os sigue le costará adivinar quienes son los protagonistas.

La intención inicial era que apelaran a un par de generaciones, los nacidos entre los primeros 80 y los primeros 90, pero si no es así, no importa demasiado, si resultan estéticamente atractivos o llamativos. La intención era hacer algo diferente a lo que habíamos hecho hasta ahora en las portadas e impactar de alguna manera, ya fuera por lo conceptual/emocional o por lo puramente estético.

Unos Trotamusicos totalmente diferentes a lo que fueron simbolizan muy bien el título del álbum.


Sí, nosotros lo creemos así también. Refuerzan muy bien el concepto que hay detrás del título. La idea de que el destino o el futuro, al menos como nos lo prometían, no es tal. Y que importa más el camino, lo que vives y con quién lo vives.

 

Guitarras más musculosas, metrónomos, coros… hay novedades jugosas en este trabajo.

 

Sí, este es el disco que hemos mimado más con diferencia. Hicimos una pre producción, más o menos minuciosa, que nos ha permitido atender a lo que pedía cada canción por separado: qué instrumentación, qué estructura, qué tratamiento sonoro. También dedicarle más tiempo a la grabación, nos ha permitido plantearla desde otra perspectiva más agradecida y calmada que ha beneficiado al resultado, sin duda.

 

Y las letras son más adultas, más metafóricas, reflexivas.


Digamos que son más certeras, dan menos rodeos, son menos manieristas y se han cuidado mucho para dejar bien claro los temas que pretenden abordar y la perspectiva desde la que lo hacen. Todo para que el máximo posible de personas pudiera entenderlo y sentirse apelado.

 

Si en “Gran Pantalla” el futuro más presente daba vida a muchas de las letras de las canciones, en este hay una mirada atrás, nostalgia e incluso revisionismo.


En Bremen no existe hay saltos temporales, se pretende hacer una prospección del estado de las cosas que alterna miradas al pasado, sin duda al presente, pero que también plantea incógnitas con respecto a lo que está por venir, sin querer renunciar a cierto entusiasmo que permita creer que otros futuros pueden ser posibles. No hay nostalgia porque eso conllevaría que se mira hacia atrás para, comparándolo con el presente, transmitir que estábamos mejor antes. Y ese no es el caso. Cuando se habla del pasado es para explicar muchas de las cosas que no nos gustan de nuestro presente y que tienen su origen hace 10, 20 o 30 años.

 

¿Cómo surgió la colaboración de Isa de Triangulo de Amor Bizarro?

 

De la manera más natural posible. Nosotros colaboramos el año pasado en un disco de versiones de TAB y cuando componíamos Domingo especialmente triste tuvimos claro que el estribillo debía contrastar mucho con la estrofa, que iría más declamada o escupida que cantada. Entendíamos que la canción se vería beneficiada si, tras todo ese spoken word, desembocaba en algo muy melódico. Después llegamos a la conclusión que el contraste sería aún mayor si la tesitura era femenina, por lo que empezamos a barajar nombres y, claro, el de Isa acabó imponiéndose. Con TAB hay una admiración mutua y mucha sintonía en lo personal, por lo que todo fue sumamente sencillo. No podemos estar más contentos con el resultado.

 

¿A quién os dirigís en “Madrid nos pertenece”?

 

Como gran parte del disco, Madrid nos pertenece, aspira a apelar al mayor número posible de personas. El protagonismo en las canciones de este disco es múltiple. Por eso usa muchas veces la primera persona del plural, siempre es un nosotros, para implicar a sujetos de diferentes edades géneros y condiciones, pero todos atravesados por unas circunstancias culturales y sociales similares. Esta canción concretamente habla de sanear la noción de ciudad como estado mental y, a la vez, recuperarla como espacio para entusiasmos colectivos que permitan materializar proyectos de vida que merecen la pena.

 

 

Se cumple el aniversario de la borrachera de acontecimientos de 1992, ¿por ello habéis compuesto “Espíritu de 1992”?

 

Lo del 30 aniversario lo hace especialmente pertinente, pero la motivación no fue tanto la de conmemorar una efeméride, sino aquello que comentaba antes de mirar al pasado para contextualizar y entender, a través de los fenómenos de corrupción, especulación y lavado de imagen cultural del pasado, como es el país en el que vivimos actualmente. Nada realmente complejo sucede porque sí, de la noche a la mañana, son procesos que vienen desarrollándose desde muy atrás, por eso mismo constituyen problemas estructurales.

 

Fotografía: Carmen Morago 

Autor: Rafa García-Moreno

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