La música del trío italiano no es recomendable ni para fans de Pink Floyd ni para amantes del soft rock de última generación. Los de Torino son más ruidosos y bullangueros, les gusta autocalificarse como un conglomerado de noise, garaje, post punk y new wave pero para un servidor es más sencillo, punk rock de la vieja escuela. El tridente conformado por Ivy Claudy a la voz, Buddy Fuzz a la guitarra y Tony Machete a las baquetas no se andan con rodeos en las once canciones que dan vida a su segundo trabajo discográfico publicado por el sello suizo Voodoo Rhythm. Ruidos, gritos, sudor y caos primitivo son los ingredientes que les hacen tan particulares como atractivos. Escuchar de una tacada composiciones de la talla de «One Up», «Rat», «Killer» o «Dad Can Dance» te retrotraen al origen del punk primigenio y esa sensación no tiene precio. GG Allin, The Cramps, The Slits, o Circle Jerks se encuentran entre sus referentes.

Autor: Rafa García-Moreno